LRM_EXPORT_188706834197191_20190626_085206948-scaled ¿Cuál es la forma más sostenible de leer?

¿Cuál es la forma más sostenible de leer? Hablemos de huella ecológica y literatura

Siendo el día mundial de la Tierra, me parece necesario, como lectora, pararme a reflexionar sobre la manera más sostenible de hacer lo que más me gusta en el mundo: leer.

El mundo editorial está en medio de un estancamiento en cuanto a innovación. Nos encontramos frente a frente con la evolución de la digitalización; con la expansión masiva de las redes sociales, Internet y del sector audiovisual; y con la llegada de nuevas generaciones que se sienten, en general, poco atraídas por la lectura. Este tema es extenso y complicado. Cabe destacar que la información de la huella ecológica e hídrica en el sector no está bien estudiada y no es accesible: me ha costado muchísimo encontrar una información incompleta e inexacta. Me parece importante comentarlo justo aquí, al inicio, para que el lector de este artículo lo tenga en cuenta. 

Al hablar de ecología, es necesario recordar los pasos a seguir para actuar de manera más sostenible¹: Reflexiona antes de cada compra; Rechaza lo que no necesites; Reduce tus adquisiciones; Reutiliza; y Recicla. Todas ellas son aplicables a la lectura. ¿Cuántos libros tienes en casa? ¿Los has leído todos? ¿Cómo de larga es tu lista de libros pendientes? ¿Existen en las bibliotecas, los puedes pedir prestado? ¿Puedes comprarlos de segunda mano? ¿Te gusta leer en digital? ¿Por qué sí, por qué no? Un truco, por ejemplo, es ponerse la meta de que siempre que entre en casa un libro tiene que salir otro, aunque esto no siempre es fácil.

Alrededor del futuro del libro y del impulso del sector reflexiono mucho y tengo mis propias ideas, pero quiero centrar este artículo exclusivamente en sostenibilidad. Por ello, voy a abordar brevemente dos de los problemas: la sobreproducción y la huella ecológica.

Uno de los problemas editoriales que afectan gravemente a la sostenibilidad es la sobreproducción existente: se ofertan más libros de los que se demandan. Las librerías se ven desbordadas ante la llegada semanal de nuevos títulos y, al no poder venderlos todos, deben devolverlos a las editoriales. Esta devolución no está bien estudiada ni tiene un seguimiento nacional (aunque debería), pero se estima que alrededor del 40% de la producción total es devuelta. Una cifra altísima que supone pérdidas económicas (sobre todo para los distribuidores), pero que, además, supone una pérdida de recursos enorme. Los libros se acumulan en almacenes como estocaje o son destruidos para no ocupar espacio ni suponer un gasto económico ni dañar la reputación de los escritores. Si este proceso de devolución tuviera un seguimiento controlado, podríamos reducir ese porcentaje tan elevado y, además, reciclar o darles salida de alguna forma. 

Las primeras responsables son las editoriales, pero ¿qué puede hacer el lector como consumidor en este aspecto?​

✔ Apuesta por pequeños comercios y pregunta por la opción de impresión o venta por demanda. Hay librerías que poseen poco estocaje de libros físicos, pero ofrecen la opción de que el lector pida un ejemplar en concreto: o bien te lo imprimen en el acto (impresión por demanda) o bien lo solicitan y te lo traen (venta por demanda). En este sentido, es importante educar nuestra paciencia. No pasa nada por esperar unas horas o días (suelen ser menos de venticuatro horas) para tener nuestro ejemplar. También tenemos que atrevernos a demandar este servicio: cuanto más lo pidamos, más se irá implementando como medida común.

El otro punto es la huella ecológica e hídrica de los libros. Es un aspecto complicado de tratar porque los estudios y seguimientos son abstractos (ya lo he comentado, pero lo recalco), por lo que voy a compartir algunos datos para tener, aunque sea por encima, una visión general del tema. Según el estudio² más completo sobre el tema que he podido encontrar (¡mi búsqueda continuará!), se estima que la huella ecológica de un libro en Estados Unidos (2009) es la siguiente:

  • 7,46 kg de CO² en total (incluyendo transporte) por libro.
  • 24 litros de agua por libro.
  • Las tintas utilizadas, además, tienen muchos productos tóxicos y compuestos orgánicos volátiles.
  • En total, entre libros y revistas, se genera un gasto anual de 580 billones de litros de agua.

Este informe también aporta la cifra de 125 millones de árboles usados por libro. Este dato es controvertido, a la par que complicado de calcular. La industria papelera engloba dentro a la editorial, pero también refleja otros productos que no son exclusivamente libros, por lo que este dato puede ser una aproximación errónea. Se estima que para fabricar una tonelada de papel, se utilizan 14 árboles. En España hay asociaciones que se preocupan por la inserción de papel reciclado en la cadena de fabricación; por el mantenimiento de los árboles talados; y por que el sistema productivo sea cada vez más sostenible. Algunos de estos certificados y asociaciones españolas son:

  •  ASPAPEL (Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón) que se enfoca en medio ambiente, energía, reciclaje y sector forestal, entre otros objetivos. Los datos que aportan indican que para hacer papel en España (2014) se cultivan plantaciones de eucalipto y pino (árboles de crecimiento rápido) para regenerar lo talado. 
  • Certificados PEFC y Certificados FSC, que establecen principios a seguir para su obtención. Garantizan una «gestión forestal ambientalmente apropiada, socialmente beneficiosa y económicamente viable». 

Este tema es complicado y muy denso, por lo cual requiere de una mayor investigación por mi parte. ¿Cuál es, por otro lado, la huella ecológica de un e-reader? El estudio analiza, como ejemplo de e-reader por excelencia, los Kindle. Los datos aportados son (Estados Unidos, 2009):

  • Un e-reader tiene una huella de carbono proporcional a la de entre 33 y 42 libros en papel.
  • Adquirir 144 e-readers produce alrededor de 168kg de CO², mientras que 144 libros en papel producen 1074kg.
  • Un libro físico necesita 78 veces más agua que producir un e-reader.
  • Sin embargo, otros estudios afirman que el impacto medioambiental de un Kindle es equivalente a 100 libros en papel.

¿Qué puedo hacer yo para leer de manera más sostenible?

1. Reflexionar: ¿cuántos libros lees de media al año? ¿Has probado a leer en digital? ¿Cuándo sueles leer? ¿Lees en la calle, en los autobuses? ¿Te es cómodo leer en el móvil? ¿Cuántos libros compras al año? ¿Te gusta tomar apuntes y doblar páginas o para ti es sacrilegio pintar un libro? ¿Lees también por trabajo, por estudios, o solo por placer? Lo primero es siempre aislar nuestro caso particular, conocernos como lector y consumidor.

2. Existen las bibliotecas públicas. ¿El libro que quiero leerme está en el catálogo?

3. ¿Alguien que conozco tiene ese libro? Prueba a pedirlo prestado.

4. Si tienes que comprarlo, intenta adquirirlo de segunda mano. Al igual que ocurre con la ropa, es más sostenible la ropa usada que la de primera mano por muy ecológica que sea. Además, es más barato y puede que encuentres alguna sorpresa en su interior.

5. Si lees mucho, plantéate comprar un e-reader. Yo, por ejemplo, leo mucho por placer, trabajo y estudios, por lo que en un par de años puedo tener amortizada la huella ecológica. Hay que tener en mente, también, la importancia de cuidarlos, para que duren más y sean más rentables (tanto económica como sosteniblemente).

6. Si no lees tanto, prueba a leer en móvil, tableta u ordenador. Yo soy una amante loca de los libros en papel, pero es cierto que leer en digital tiene muchas ventajas: es más fácil tomar notas y subrayados y acudir rápidamente a ellos; puedes leer en cualquier parte; tienes siempre disponible la lectura; ahorras espacio físico; etc. 

7. Si, aun así, no quieres renunciar al libro en papel, busca que tengan algunas de las certificaciones recomendadas, o intenta (como ya he comentado) adquirirlos mediante la impresión o compra por demanda. 

El lector tiene un papel fundamental como consumidor, pues su demanda puede lograr que se produzcan cambios en el modelo de producción y en el sistema de venta. Por ejemplo, hace años habría sido impensable que en los grandes supermercados pudiéramos usar nuestras propias bolsas de tela o que dichas empresas se preocuparan por reducir el plástico. Aunque está claro que son los políticos y corporaciones las que deben implementar los grandes cambios, cada persona puede aportar mucho desde su individualidad y ejercer, además, presión a «los de arriba». 

Me gustaría terminar recordando que no somos perfectos. Es importante aprender y mejorar, pero cada uno lleva su propio ritmo y, a veces, no actuamos del todo como nos gustaría. La sostenibilidad trata, en parte, de mejorar como personas y ser consecuentes con nuestras decisiones desde la consciencia. Pero tu sabes mejor que nadie qué te conviene más y qué no en cada caso puntual. 

¿Sabes más formas de ayudar como lector al medio ambiente? ¡Estaré encantada de aprender más! Espero que os haya ayudado y ¡feliz día de la tierra! 

Referencias

¹Libro

· Mejor sin plástico. Yurena González Castro; 2019, Barcelona.

²Informe

· The Environmental Impact of Growing Numbers of E-books in LibrariesJuliette Denis, Allegra Donadio, and Katherine Klein. 2015, Boston College.

Artículos

· Una librería de Sevilla es capaz de imprimir un libro en siete minutos: Jesús Morillo, act. 12 de enero de 2020, abc de Sevilla

· Hasta un 40% de los 225 millones de libros editados en España se devuelve: Paula Corroto, 10 de julio de 2018, elpais.com

· Papel de madera: Los árboles invisibles, 2014.

· En España se talan aproximadamente ciento quince millones de árboles al año para la industria papelera: 24 de julio de 2012, zonaereader.com

· Cómo explotar los bosques de forma más sostenible: Teresa Guerrero, 3 de agosto de 2011, elmundo.es

Páginas web

· FSC.

· PEFC.

· ASPAPEL.